En Londres, el 2 de febrero de
1601, día de la Fiesta de la Presentación del Señor o Candelaria, un grupo de
católicos que se negaron a asistir a los servicios de la Iglesia de Inglaterra
(culto oficial del Estado), se reunieron en una casa de huéspedes para celebrar
y asistir a la Santa Misa, lo cual era considerado un crimen.
En ese entonces el sacerdote
católico, P. Juan Gerard, dispuso una casa segura y colocó a una viuda, Anne
Line, a cargo de la administración del lugar.
El sacerdote, cuya autobiografía
describe su encarcelamiento, tortura y posterior huida de la Torre de Londres
–que en ese tiempo hacía de prisión–, confió en Anne porque era "una mujer
de mucha prudencia y buen sentido", y necesitaba el refugio de la casa
tanto como los sacerdotes que se quedaban allí.