San Antonio Abad. Monje Cristiano que llegó a ser fundador
del movimiento eremítico. Se sabe que, en un momento, abandonó sus bienes y la
vida cotidiana para terminar siendo ermitaño. Se dice que alcanzó la edad de
105 años y se ha convertido en el santo que la iglesia católica festeja el día
17 de enero.
Nació en Egipto hacia el año 250. Se dice que durante una
eucaristía a la que asistió el santo, escucharía las palabras de cuando Jesús
dijo: “Si quieres ser perfecto, ve y vente todo lo que tienes y dalo a los
pobres”. Y así lo hizo; cuando sus padres fallecieron, San Antonio vendería
todas sus pertenencias y 300 fanegas de buenas tierras que le habrían dejado
sus padres en herencia, repartió el dinero entre los necesitados, y guardó una
muy pequeña cantidad para poder vivir él y su hermana.
Llegó entonces el día en el que decidió dejar a su hermana
al cuidado de un convento de monjas, repartió todo lo que le quedaba de sus
bienes y quedó en la absoluta pobreza, dejaría su vida en manos de Dios, con
plena confianza en Él.
Terminaría por retirarse a las afueras de la ciudad para
dedicarse a vivir en soledad y oración. Cerca de donde se refugiaba San
Antonio, vivían unos monjes que le enseñarían a orar y meditar; también le
enseñaron a leer y su memoria era tal, que todo lo que leía lo memorizaba de
inmediato, esto le serviría en un futuro que no pudo tener libros para leer,
recordaba lo que había leído con anterioridad, meditando y reflexionando cada
palabra.
Durante los últimos años de su vida, sería visitado por
varios peregrinos que iban en busca de consejos. Muere con más de cien años,
pero logró conservar su buena vista y memoria. Cuando un peregrino llegaba y
preguntaba por San Antonio, siempre les decían: “Busquen entre los monjes, el
más alegre de todos, ese es Antonio”.
Fuente: iglesia info
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