Inmaculada Madre de Dios,
María Santísima de Atocha,
agradable Sagrario del Espíritu Santo,
puerta del reino de los cielos,
divina Aurora, por quien después de Dios
vive toda criatura racional de la tierra.
Inclina a mi esos tus bellísimos ojos,
ilumina esta ciega y pobrecita alma,
mírala, Madre de Misericordia,
tan envejecida con los apetitos de mis pasiones.
Compadécete, Señora, de su ruina,
para que alcance de tu Santísimo Hijo,
la renueve, la limpie y la restituya a su gracia, concediéndome también
lo que le pido en este día,
que como tú ya bien sabes,
es caso imposible y de extrema urgencia:
(hacer la petición)
No me abandones, Virgen mía,
y suplicale al Santo Niño de Atocha,
me de luz en el alma,
para que conozca y vea yo mismo
lo errado que he andado,
para no volver a caer en los mismo errores.
Si, amorosísima Madre,
cierto estoy que hasta ahora
no ha habido uno
que haya implorado tu protección,
que halla salido desamparado;
Con tal certeza, hoy me postro
a implorar tu divino auxilio
y espero que serás mi intercesora
para con tu Santísimo Hijo,
implorando su amparo en las tribulaciones,
logrando merced y gracia,
concediendo benigna a nuestras peticiones
un buen éxito en nuestras necesidades,
así espirituales como temporales.
Amén
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