Puesta de sol y lucero vespertino
¡Y una clara llamada para mí!
Que no haya lamentos por la barrera
Cuando yo me haga a la mar.
Dormida en su movimiento parece esa marea,
Demasiado llena para el fragor y la espuma,
Cuando lo que sacó del abismo sin límites
Vuelve de nuevo al hogar.
Crepúsculo y campana de la tarde,
¡Y después, la oscuridad!
Que no haya tristeza en la despedida
Cuando yo me embarque;
Pues aunque desde nuestro tiempo
Y nuestro espacio la pleamar
Pueda llevarme lejos,
Espero ver a mi Piloto cara a cara
Cuando haya cruzado la barrera.
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