Señor nuestro Jesucristo, hijo de
Dios Vivo, que engendrado antes de todos los siglos, en el tiempo quisiste ser
niño y amas la inocencia propia de la infancia. Tú, Señor, que abrazabas con
amor a los niños que te presentaban, y los bendecías, cuida a este niño con
tierna bendición y no permitas que la malicia pervierta su corazón.
Concédele, Señor, que, creciendo
en edad, sabiduría y gracia, siempre te agrade.
Tu que siendo Dios vives y reinas
con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los
siglos. Amén.