La enfermedad es algo con lo que
la humanidad ha batallado durante mucho tiempo. Actualmente, se puede encontrar
allá afuera una gran variedad de alternativas, medicinas, remedios, terapias,
etc. para lograr una sanación.
Sin embargo, a pesar de las
muchas propuestas, no siempre la persona puede lograr una sanación entera, no
siempre funciona lo que se elige o funciona por períodos.
Muchas veces, por más que se
busca, no se encuentra la forma de sanar por completo una afección, y se tiene
que padecer de por vida, haciéndose uno esclavo o preso de medicamentos,
consultas, dolores, etc.
¿A qué se debe la Sanación del
Corazón?
La sanación es un proceso de
recuperación del equilibrio y las funciones naturales y espontáneas del cuerpo.
En realidad, la salud es el estado natural del ser humano. Lo único que hacemos
nosotros es interferir o dejar fluir la capacidad que tiene el cuerpo para
estar sano.
Una sanación completa no
solamente considera un cuerpo, pues el cuerpo sólo es el reflejo de una serie
de hábitos y actitudes tanto físicas como emocionales y mentales.
Si uno se enfoca en el cuerpo
para sanar, lo que se considerara es eliminar el síntoma y entonces la curación
estará enfocada en “quitarse el dolor” o el desagradable síntoma cuanto antes,
lo que puede provocar que no se lleve a cabo una cura completa, sino un efecto
pasajero de alivio.
Entonces, tenemos que el dolor se
va de momento, pero luego la enfermedad regresa o incluso se agrava.
No es lo mismo aliviarse que
curarse
El alivio es una salud pasajera.
La curación consiste en volver al cuerpo fuerte, resistente y energético.
Cuando uno busca alivio, busca deshacerse del dolor, ya sea disfrazándolo o
adormeciéndolo con pastillas sin querer saber más de él. Cuando uno busca
sanarse, busca entender el dolor para poder transformarlo.
¿Cómo ocurre una Curación
completa?
Una cura completa ocurre cuando,
ya sea de forma consciente o inconsciente, se libera de nosotros aquello que
está obstruyendo nuestra propia capacidad curativa.
Muchas veces no importa tanto el
remedio que escojamos para sanarnos, sino que lo que más importa es la
intención que tengamos de sanarnos y de considerar y “ver” algo en nosotros
mismos que desconocíamos o no comprendíamos.
La salud de nuestro cuerpo no es
cosa de suerte. Como hemos dicho, es el resultado de una serie de hábitos y
actitudes. Y así como el alimento forma parte esencial de una curación y los
hábitos de vida como el descanso, el buen respirar, etc. son parte fundamental
de la curación, también lo que sentimos influye poderosamente en nuestro
cuerpo.
El cuerpo refleja, entre otras
cosas, lo que nos conmueve y emociona, y la forma en la que reaccionamos ante
lo que nos sucede diariamente. Así que si queremos un cuerpo realmente fuerte y
curado, necesitaríamos considerar la forma y la perspectiva con la que estamos
viviendo, pues ese puede ser el punto clave para lograr una curación efectiva,
profunda e incluso rápida o hasta milagrosa.
Considerar esto es considerar la
parte más sublime del ser humano: su ser espiritual.
Además de elegir un tratamiento
para tu curación, una dieta adecuada y ciertos hábitos de vida, te recomendamos
seguir esta guía curativa-emocional que te ayudará a sanarte profundamente.
¿Cómo sanar desde el Corazón?
En realidad es muy sencillo. Se
trata de hacer un poco de consciencia en la forma en la que se está viviendo.
Muchas veces no se nota, pero se está viviendo con mucha tensión, presión,
prisas, descontento, etc.
Muchas personas se han
acostumbrado a vivir bajo presión, miedo, ira, o ansiedad e incertidumbre, todo
esto influye de forma poderosa en la salud, pues bloquea el buen funcionamiento
de los sistemas y órganos.
Si te encuentras enfermo o
enferma y deseas curarte en verdad, aprovecha este momento y conviértelo en un
momento de introspección profunda el cual te ayudara a curarte y a que tu
cuerpo en verdad se vuelva más resistente y fuerte.
Algunas preguntas y recomendaciones
clave para hacer consciencia y sanar desde el corazón:
Mira lo que haces con más
profundidad y pregúntate si estás enfermo:
¿Realmente disfruto lo que hago
diariamente? ¿Estoy trabajando con miedo o tensión? ¿Invierto mi tiempo en lo
que realmente quiero? Y si no, ¿en qué me gustaría realmente invertir mi
tiempo? ¿Por qué no lo hago? ¿Estoy trabajando con un sentimiento de
competencia? ¿Me exijo demasiado?
Complacer o rescatar a los demás:
También debes considerar estas
preguntas: ¿Estoy tratando de quedar bien con algo o con alguien? ¿Me siento
forzado a decir lo que no siento o a ser lo que no soy? ¿Quiero rescatar a
alguien o ser “el bueno” de la película, olvidándome de mi mismo?
Estas son otras preguntas claves:
a) ¿Qué es lo más importante en
mi vida? ¿realmente estoy dedicando mi vida a lo que quiero?
b) ¿Estoy encaprichado en que
alguien me de lo que necesito y quiero?
c) ¿Le exijo constantemente a las
personas como deben ser, según mi punto de vista?
d) ¿Qué es lo que me falta para
hacerme feliz?
e) ¿Realmente quiero ser feliz o
quiero que los otros me hagan sentir feliz?
f) ¿Me critico demasiado?
g) ¿Cómo me hablo a mí mismo?
h) ¿Permito que los demás me
traten de formas indignas o poco respetuosas?
Usa tu tiempo con sabiduría
Todas estas preguntas te pueden
ayudar a reorganizar y orientar tu tiempo y dedicación hacia lo que realmente
quieres. Quizá te des cuenta de que quizá sería conveniente llenar tu vida con
nuevas ideas y nuevas formas de reaccionar; quizás darte más tiempo libre para
ti y para realizar lo que realmente deseas.
Puede ser que hayas visto la
forma severa en que te hablas o tratas o estás permitiendo que alguien te trate
como no te gusta sólo porque tienes miedo a cambiar o seguir otro rumbo.
También puede que consideres el ritmo con el que has vivido y qué tanto has
nutrido tu parte espiritual, lo cual consiste principalmente en aprender a ser
feliz y a sentirte libre y creativo.
Vivir con prisas, acelerado,
tenso, con resistencia, etc. te exenta del disfrute y gozo de lo que realmente
haces. Y esto no te llevará sino a enfermarte tarde o temprano.
Estar dispuesto al cambio
Considerar lo anterior es
comenzar a tener disposición para un cambio mucho más placentero en tu vida. El
primer paso es darse cuenta de qué es lo que te está provocando resistencia,
disgusto o ganas de no querer “estar en el día”.
Luego, debes empezar a reorientar
poco a poco tus actividades hacia lo que realmente quieres o sientes que
quieres ser o hacer. El simple hecho de querer reorientar tu vida hacia lo que
quieres comienza a despertar una energía en ti que activa la fuerza curativa en
tu cuerpo. Es como decirle al cuerpo con total convicción: ¡ahora sí quiero
estar aquí!
¿Perdonar sana?
En realidad sí y es un paso
importante para sanar. Pero sólo si comprendes que es realmente perdonar.
Perdonar no es una acción forzada.
Perdonar es un estado de
comprensión. Significa, a grandes rasgos, que te has dado cuenta de que nadie
en esta vida sabrá hacerte feliz, porque unos no saben ni cómo serlo y otros
están muy ocupados en sus propios dolores o carencias, o simplemente porque
nadie tiene la obligación de hacerte feliz. Así que ser feliz es tu
responsabilidad.
Cuando entiendes en verdad esto,
entonces podrás notar que nadie te debe nada porque todos han hecho, dentro de
sus posibilidades, lo mejor que han podido. Estar enfocado en que alguien debió
ser de determinada forma o culpar a tus padres porque no te criaron de la forma
adecuada no tiene ningún sentido cuando en verdad quieres sanarte.
Ningún padre sabe cómo criar
exactamente a un hijo, ni las personas que te rodean saben cómo querer o
relacionarse de forma armónica porque no lo han entendido en ellas mismas. Así
que empieza por ti; enfoca tu energía en encontrar lo que amas y te complace, y
verás como poco a poco el rencor sale de tu corazón.
No te desesperes mientras te
curas
Si en verdad has puesto empeño a
tu tratamiento y has considerado y hasta empezado una nueva forma de ver y
vivir la vida, y no ves cambios en tu salud, no te desesperes. Piensa que tu
cuerpo tomará el tiempo que sea necesario para restaurarse, pero no pierdas de
vista que te estás curando, pues si sanas tu corazón y tu vida, tu cuerpo sin
duda sanará.
Sé persistente y no dejes de
enfocarte en lo que quieres lograr y en lo que amas, no pierdas de vista la
imagen del hombre o mujer en que quieres convertirte. Si eres paciente contigo
mismo y te empeñas en sanarte considerando todo lo que eres, tanto en tu
aspecto físico como en el mental y el espiritual, la curación sin duda se dará.
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