Yo te arrojo espíritu maligno,
y te ordeno,
por el Dios verdadero,
Por el Dios vivo, por el Dios
Santo, que salgas
y te alejes de éste sitio para no
volver jamás,
y te lo ordeno en el nombre de
quien te venció,
y que triunfó de ti en el
Calvario y anuló tu poder para siempre.
Te ordeno que no asustes nunca
más a los que
habitan en esta morada,
en el nombre de Dios Padre Hijo y
del Espíritu Santo,
Que vive y reina
en todos los siglos de los
siglos.
Nosotros te suplicamos, Señor,
visites esta morada
y arrojes muy
Lejos toda insidia del enemigo,
y que tus Santos Ángeles habiten
en ella,
protegiéndonos y conservándonos
la paz,
que tu
bendición sea siempre con
nosotros.
Así sea.
Amén.
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