Desacelera los latidos de mi
corazón, calmando mi mente.
Disminuye mi ritmo apresado
con una visión de la eternidad del tiempo.
En medio de las confusiones
del día a día, dame la tranquilidad de
Las montañas.
Retira la tensión de mis
músculos y nervios con la música
Tranquilizante de los ríos
de aguas constantes que viven en mis
Recuerdos.
Ayúdame a conocer el poder
mágico y reparador del sueño.
Enséñame el arte de tomar
pequeños descansos: reducir mi ritmo para
contemplar una flor, charlar
con un amigo, acariciar a un niño, leer
un poema, oír una música
preferida.
Calma mi paso, Señor, para
que yo pueda percibir en medio de la
incesante labor cotidiana de
los ruidos, luchas, alegrías, cansancios
o desalientos Tu presencia
constante en mi corazón. Calma mi paso,
Señor, para que yo pueda
entonar el cántico de la esperanza, sonreír
para mi prójimo y callarme
para escuchar Tu voz.
Calma mi paso, Señor, e
inspírame a enterrar mis raíces en el suelo
de los valores duraderos de
la vida, para que yo pueda crecer hasta
las estrellas de mi destino
mayor.
Gracias, Señor, por el día
de hoy, por la familia que me diste, mi
Trabajo y, sobretodo, por Tu
presencia en mi vida.
En el Nombre de Jesús Padre Amen.
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