Poderoso Angélico doctor Santo Tomás, gloria inmortal de la
religión, firmísima columna de la Iglesia, varón santísimo y
sapientísimo, que
por los admirables ejemplos de tu inocente vida fuiste elevado a la cumbre de
una perfección consumada y con tus prodigiosos escritos eres martillo de los
herejes, luz de maestros y milagro de sabiduría.
¡Quién supiera hermanar, como tú, la doctrina con la
modestia y la alta inteligencia con la profunda humildad!.
En el Nombre de Jesús Padre Amén.
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