En tu santo nombre, San Cipriano, yo rezo y cargo con mi devoción. Líbrame de todo peligro y daño del prójimo, líbrame de lo malo y de todo animal rabioso y venenoso, líbrame de la mala lengua de algún malqueriente mío, líbrame del maleficio y ensalmamiento maligno, dirígeme con toda felicidad y seguridad en mis viajes, aclárame el camino, aleja de mi los peligros y malhechores.
También
de toda tentación de mis enemigos. Permíteme que aunque tenga lengua no
me hablen.
Esta gracia te la pido por tu santidad y por lo que en tu
vida juraste ser defensor contra los daños y peligros que rodean al
hombre te ruego Santo mío, que así me alcances para mí por intercesión
gloriosa para Dios.
Amén.
Se realizara dos veces al día, al levantarse y al acostarse, durante siete días. La vela debe ser de color marrón oscuro
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