Puesto de rodillas delante de María Santísima, hecha la Señal de la Cruz, se dice el siguiente:
Acto de Contricción
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador y Redentor mío, por ser vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido. Propongo enmendarme y confesarme a su tiempo y ofrezco cuanto hiciere en satisfacción de mis pecados, y confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que me perdonéis y me des gracia para nunca mas pecar. Así lo espero por intercesión de mi Madre, nuestra Señora la Virgen de Guadalupe. Amén.
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador y Redentor mío, por ser vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido. Propongo enmendarme y confesarme a su tiempo y ofrezco cuanto hiciere en satisfacción de mis pecados, y confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que me perdonéis y me des gracia para nunca mas pecar. Así lo espero por intercesión de mi Madre, nuestra Señora la Virgen de Guadalupe. Amén.
Hágase la petición...
Récese cuatro Salves en memoria de las cuatro apariciones y luego se reza la oración de cada día.
Primer Día
Oh Santísima Señora de Guadalupe! Esa corona con que ciñes tus sagradas
cienes publica que eres Reina del Universo. Lo eres, Señora, pues como
Hija, como Madre y como Esposa del altísimo tienes absoluto poder y
justísimo derecho sobre todas las criaturas.
Siendo esto así, yo también soy tuyo; también pertenezco a tí por mil
títulos; pero no me contento con ser tuyo por tan alta jurisdicción que
tienes sobre todos; quiero ser tuyo por otro título mas, esto es, por
elección de mi voluntad.
Ved que, aquí postrado delante del trono de tu Majestad, te elijo por mi
Reina y mi Señora, y con este motivo quiero doblar el señorío y dominio
que tienes sobre mí; quiero depender de tí y quiero que los designios
que tiene de mí la Providencia divina, pasen por tus manos.
Dispón de mí como te agrade; los sucesos y lances de mi vida quiero que
todos corran por tu cuenta. Confío de tu benignidad, que todos se
enderezarán al bien de mi alma y honra y gloria de aquel Señor que tanto
se complace en todo el mundo.
Amén.
Un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.
Segundo Día
Oh Santísima Virgen de Guadalupe! Que bien se conoce que eres Abogada
nuestra en el tribunal de Dios, pues esas hermosísimas manos que jamás
dejan de beneficiarnos las juntas ante el pecho en ademán de quien
suplica y ruega, dándonos con esto a ver que desde el trono de gloria
como Reina de Angeles y hombres haces también oficio de abogada, rogando
y procurando a favor nuestro.
Con qué afectos de reconocimiento y gratitud podré pagar tanta fineza?
Siendo que no hay en todo mi corazón suficiente caudal para pagarlo.
A tí recurro para que me enriquezcas con los dones preciosos de una
caridad ardiente y fervorosa, de una humildad profunda y de una
obediencia pronta al Señor.
Esfuerza tus súplicas, multiplica tus ruegos, y no ceses de pedir al
Todopoderoso me haga suyo y me conceda ir a darte las gracias por el
feliz éxito de tu intermediación en la gloria.
Amén.
Un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.
Tercer Día
Oh Santísima Virgen María de Guadalupe! Qué puedo creer al verte cercada
de los rayos del sol, sino que estás intimamente unida al Sol de la
Divinidad, que no hay en tu casa ninguna cosa que no sea luz, que no sea
gracia y que no sea santidad!
Qué puedo creer sino que estás anegada en el piélago de las divinas
perfecciones y atributos, y que Dios te tiene siempre en su corazón! Sea
para bien, Señora, tan alta felicidad.
Yo, entre tanto, arrebatado del gozo que ello me causa, me presento
delante del trono de tu soberanía, suplicándote te dignes enviar uno de
tus ardientes rayos hacia mi corazón: ilumina con su luz mi
entendimiento; enciende con su luz mi voluntad; haz que acabe yo de
persuadirme de que vivo engañado todo el tiempo que no empleo en amarte a
tí y en amar a mi Dios: haz que acabe de persuadirme de que me engaño
miserablemente cuando amo alguna cosa que no sea mi Dios y cuando no te
amo a Tí por Dios.
Amén.
Un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.
Cuarto Día
Oh Santísima María de Guadalupe! Si un ángel del cielo tiene por honra
tan grande suya estar a tus pies y que en prueba de su gozo abre los
brazos y extiende las alas para formar con ellas repisa a tu Majestad,
qué deberé yo hacer para manifestar mi veneración a tu persona, no ya la
cabeza, ni los brazos, sino mi corazón y mi alma para que
santificándola con tus divinas plantas se haga trono digno de tu
soberanía?
Dígnate, Señora, de admitir este obsequio; no lo desprecies por indigno a
tu soberanía, pues el mérito que le falta por mi miseria y pobreza lo
recompenso con la buena voluntad y deseo.
Entra a registrar mi corazón y verás que no lo mueven otras alas sino
las del deseo de ser tuyo y el temor de ofender a tu Hijo divinísimo.
Forma trono de mi corazón, y ya no se envilecerá dándole entrada a la
culpa y haciéndose esclavo del demonio. Haz que no vivan en el sino
Jesús y María.
Amén.
Un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.
COMPARTE ESTA ORACIÓN, SEGURO QUE HAY MUCHAS PERSONAS QUE LA NECESITAN
Primer Día
Oh Santísima Señora de Guadalupe! Esa corona con que ciñes tus sagradas cienes publica que eres Reina del Universo. Lo eres, Señora, pues como Hija, como Madre y como Esposa del altísimo tienes absoluto poder y justísimo derecho sobre todas las criaturas.Siendo esto así, yo también soy tuyo; también pertenezco a tí por mil títulos; pero no me contento con ser tuyo por tan alta jurisdicción que tienes sobre todos; quiero ser tuyo por otro título mas, esto es, por elección de mi voluntad.
Ved que, aquí postrado delante del trono de tu Majestad, te elijo por mi Reina y mi Señora, y con este motivo quiero doblar el señorío y dominio que tienes sobre mí; quiero depender de tí y quiero que los designios que tiene de mí la Providencia divina, pasen por tus manos.
Dispón de mí como te agrade; los sucesos y lances de mi vida quiero que todos corran por tu cuenta. Confío de tu benignidad, que todos se enderezarán al bien de mi alma y honra y gloria de aquel Señor que tanto se complace en todo el mundo.
Segundo Día
Oh Santísima Virgen de Guadalupe! Que bien se conoce que eres Abogada nuestra en el tribunal de Dios, pues esas hermosísimas manos que jamás dejan de beneficiarnos las juntas ante el pecho en ademán de quien suplica y ruega, dándonos con esto a ver que desde el trono de gloria como Reina de Angeles y hombres haces también oficio de abogada, rogando y procurando a favor nuestro.Con qué afectos de reconocimiento y gratitud podré pagar tanta fineza? Siendo que no hay en todo mi corazón suficiente caudal para pagarlo.
A tí recurro para que me enriquezcas con los dones preciosos de una caridad ardiente y fervorosa, de una humildad profunda y de una obediencia pronta al Señor.
Esfuerza tus súplicas, multiplica tus ruegos, y no ceses de pedir al Todopoderoso me haga suyo y me conceda ir a darte las gracias por el feliz éxito de tu intermediación en la gloria.
Tercer Día
Oh Santísima Virgen María de Guadalupe! Qué puedo creer al verte cercada de los rayos del sol, sino que estás intimamente unida al Sol de la Divinidad, que no hay en tu casa ninguna cosa que no sea luz, que no sea gracia y que no sea santidad!Qué puedo creer sino que estás anegada en el piélago de las divinas perfecciones y atributos, y que Dios te tiene siempre en su corazón! Sea para bien, Señora, tan alta felicidad.
Yo, entre tanto, arrebatado del gozo que ello me causa, me presento delante del trono de tu soberanía, suplicándote te dignes enviar uno de tus ardientes rayos hacia mi corazón: ilumina con su luz mi entendimiento; enciende con su luz mi voluntad; haz que acabe yo de persuadirme de que vivo engañado todo el tiempo que no empleo en amarte a tí y en amar a mi Dios: haz que acabe de persuadirme de que me engaño miserablemente cuando amo alguna cosa que no sea mi Dios y cuando no te amo a Tí por Dios.
Cuarto Día
Oh Santísima María de Guadalupe! Si un ángel del cielo tiene por honra tan grande suya estar a tus pies y que en prueba de su gozo abre los brazos y extiende las alas para formar con ellas repisa a tu Majestad, qué deberé yo hacer para manifestar mi veneración a tu persona, no ya la cabeza, ni los brazos, sino mi corazón y mi alma para que santificándola con tus divinas plantas se haga trono digno de tu soberanía?Dígnate, Señora, de admitir este obsequio; no lo desprecies por indigno a tu soberanía, pues el mérito que le falta por mi miseria y pobreza lo recompenso con la buena voluntad y deseo.
Entra a registrar mi corazón y verás que no lo mueven otras alas sino las del deseo de ser tuyo y el temor de ofender a tu Hijo divinísimo. Forma trono de mi corazón, y ya no se envilecerá dándole entrada a la culpa y haciéndose esclavo del demonio. Haz que no vivan en el sino Jesús y María.
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