ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh
Dios misericordioso, que nos disteis en el Bienaventurado Martín un modelo
perfecto de humildad, de mortificación y de caridad; y sin mirar a su
condición, sino a la fidelidad con que os servía, le engrandecisteis hasta
glorificarle en vuestro Reino, entre los coros de los ángeles! Miradnos
compasivo y hacednos sentir su intercesión poderosa.
Y tú,
beatísimo Martín, que viviste sólo para Dios y para tus semejantes; tú, que tan
solícito fuiste siempre en socorrer a los necesitados, atiende piadoso a los
que, admirando tus virtudes y reconociendo tu poder, alabamos el Señor, que
tanto te ensalzó.
Haznos sentir los efectos de tu gran caridad, rogando por
nosotros al Señor, que tan fielmente premió tus méritos con la eterna gloria.
Amén.
Rezar a
continuación la meditación y la oración del día que corresponda:
DÍA
NOVENO
APOTEOSIS
Examinada en Roma la portentosa
vida del Siervo de Dios fray Martín y a instancia del Rey Felipe IV y de todos
los elementos vitales de la ciudad de Lima, envió el Pontífice las cartas
remisoriales, nombrando jueces apostólicos para formar el proceso solemne.
Se
comunicó a la ciudad tan fausta noticia en la Catedral, en solemne función, con
asistencia del Virrey, Arzobispo, demás autoridades civiles, militares y
eclesiásticas e inmensidad de público que no cabía en el gran templo; todos
derraman copiosas lágrimas de gozo, pues se acercaba el tiempo de ver
beatificado y canonizado a su querido fray Martín.
Unos y otros referían sus
virtudes y los milagros obrados por Dios para confirmar el concepto de Santo en
que todos le tenían.
Hecho el proceso, y firmado por
más de ciento sesenta testigos de hechos milagrosos, se cerró y selló ante el
pueblo.
Emocionado el Arzobispo derramando abundantes lágrimas, dijo: Así honra
Dios a este hombre de color que supo servirle y amarle de corazón.
El 29 de octubre de 1837 fue
beatificado por el Papa Gregorio XVI.
La gloriosa canonización ha sido el digno remate de un laborioso trabajo
intensificado en los últimos treinta años. S. S. Juan XXIII inscribió en el
catálogo de los santos a fray Martín, el 6 de mayo de 1962.
Pídase la gracia que se
desea.
Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.
Oración final
¡Oh Dios, que tan gloriosamente
levantas a los abatidos y humildes, y tan generosamente premias el sufrimiento
y la caridad! Miradnos postrados ante Vos y glorificad a vuestro humilde siervo
San Martín, atendiéndonos en nuestras súplicas.
Y tú, hermano nuestro
benditísimo, que ya te ves glorificado ante el trono del Señor, ruégale por
nosotros, tanto más dignos de compasión cuanto más necesitados.
Consíguenos las
gracias que te pedimos, y que un día logremos la gloria del cielo, donde vives
bendiciendo a Dios en compañía de los Angeles y Santos por toda la eternidad.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario