ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh
Dios misericordioso, que nos disteis en el Bienaventurado Martín un modelo
perfecto de humildad, de mortificación y de caridad; y sin mirar a su
condición, sino a la fidelidad con que os servía, le engrandecisteis hasta
glorificarle en vuestro Reino, entre los coros de los ángeles! Miradnos
compasivo y hacednos sentir su intercesión poderosa.
Y tú,
beatísimo Martín, que viviste sólo para Dios y para tus semejantes; tú, que tan
solícito fuiste siempre en socorrer a los necesitados, atiende piadoso a los
que, admirando tus virtudes y reconociendo tu poder, alabamos el Señor, que
tanto te ensalzó. Haznos sentir los efectos de tu gran caridad, rogando por
nosotros al Señor, que tan fielmente premió tus méritos con la eterna gloria.
Amén.
Rezar a
continuación la meditación y la oración del día que corresponda:
DÍA
CUARTO
EL TAUMATURGO
Eran continuos los prodigios
del bienaventurado Martín socorriendo necesitados y curando enfermos.
Algunos
eran remediados al invocarle estando ausente, y otros con sólo tocar su ropa.
Entre éstos, sucedió que visitando a don Mateo Pastor, que le ayudaba en el
socorro de los pobres, se hallaba su señora, doña Francisca Vélez, con un
agudísimo dolor de costado sin conseguir aliviarse con ninguna medicina.
Al
llegar el Siervo de Dios, tomó el borde de su capa y lo acercó a la parte
dolorida, sintiéndose enteramente sana. Atónita exclamó:
- ¡ Ah! Gran Siervo de Dios es
fray Martín pues el solo contacto de su ropa me ha sanado.
Confundido fray Martín, le
dijo:
-Dios sólo ha hecho esto,
señora. Dé las gracias a Dios, pues yo soy un miserable y el mayor pecador del
mundo,
Dios sea bendito, que toma tan vil instrumento para consolarla a usted,
y para que no pierda su valor el hábito de mi padre Santo Domingo, aunque lo
lleve tan gran pecador como yo.
Pídase la gracia que se
desea.
Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.
Oración final
¡Oh glorioso San Martín;
bendecimos al Señor por el gran poder que se dignó otorgarte concediéndote
dominio sobre la vida y la muerte! Animados por la generosidad con que derramas
los dones de Dios, recurrimos a Ti con la mayor confianza.
Pide para nosotros
más fe, más amor a Dios y les gracias que necesitamos. ¡Todo lo esperamos de tu
intercesión! y por los méritos de Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
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