Señor oh Soberano de los siglos Omnipotente y Todopoderoso; tú que lo has hecho todo y que lo transformas todo con tu Santa Voluntad; tú que en Babilonia transformaste en rocío la llama del horno 7 veces más ardiente, y que protegiste y salvaste a tus 3 niños Santos; tú que eres doctor y médico de nuestras almas.
Tu que eres la salvación de aquellos que se dirigen a ti, te pido y te invocamos ¡has vana, expulsa, y pon en fuga a toda potencia diabólica!; toda presencia y maquinación Satánica, toda influencia maligna y todo maleficio o mal de ojo de personas maléficas y malvadas, realizados sobre tu siervo y sobre estos siervos tuyos.
Has que en cambio de la envidia y el maleficio, obtengan abundancia de bienes, fuerza, éxito y caridad. Tu Señor que amas a los hombres,
extiende tu mano poderosa y tus brazos altísimos y potentes y ¡ven a socorrer y a visitar estas pobres imágenes tuyas, mandando sobre ellas el Ángel de la Paz!, fuerte y protector de sus almas y de sus cuerpos,
que mantendrá alejado y expulsará cualquier fuerza malvada;
todo envenenamiento y hechicería de personas corruptas y envidiosas, de modo que debajo de ti, tu suplicante protegido siervo te cante con gratitud:
“El Señor es mi salvador y no tendré temor de lo que pueda hacerme el hombre.
No tendré temor del mal porque tú estás conmigo. Tu eres mi Dios, mi fuerza, mi Poderoso Señor”.
Señor de la Paz, Padre de los siglos futuros, si Señor Dios nuestro ¡ten compasión de tu Imagen y salva a tu siervo de todo daño!
Señor de la Paz, Padre de los siglos futuros, si Señor Dios nuestro ¡ten compasión de tu Imagen y salva a tu siervo de todo daño!
¡Salva a este pueblo de toda amenaza procedente del maleficio y protégelo!, protégelo por encima de todo mal, por la intercesión de la más que bendita y gloriosa Señora,
la Madre de Dios y Siempre Virgen María; de los resplandecientes Arcángeles y de todos tus Santos.
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