Oh, Santo Padre Benito, que ayudas a cuantos acudimos a ti!
Acógeme bajo tu protección; defiéndeme de todo mal que aceche mi vida; obtenme
la gracia del arrepentimiento de mi corazón y una verdadera conversión para
reparar las culpas cometidas, y para alabar y glorificar a Dios todos los días
de mi vida.
Hombre con corazón como el de Dios, recuérdame allá en lo
alto porque, perdonados mis pecados, me devuelves la estabilidad en el bien; no
permitas que me separe de él, acógeme en el coro de los bienaventurados, junto
a ti y al grupo de los santos que han ido detrás tuyo hacia la eterna beatitud.
Dios omnipotente y eterno, por los méritos y el ejemplo de
San Benito, de su hermana, la virgen Escolástica y de todos los santos
sacerdotes renueva en mí Tu Santo Espíritu; dame fortaleza en el combate contra
las tentaciones del maligno, paciencia en las tribulaciones de la vida,
prudencia en los peligros. Aumenta en mí el amor a la castidad, el deseo de la
pobreza, el ardor en la obediencia, la humilde fidelidad en la observancia de
la vida cristiana.
Confortado por ti y sostenido por el amor de mi prójimo,
puedo servirte alegre y unirme victorioso en la Patria Celestial a todos los
santos. Por Cristo, Nuestro Señor.
Amén.
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