Patrona de Chile
16 de julio
Oh Virgen Santísima
del Carmen, llenos de la más tierna confianza, como hijos que acuden al corazón
de su madre, nosotros venimos a implorar una vez más los tesoros de
misericordia, que con tanta solicitud nos habéis siempre dispensado.
Reconocemos humildemente que uno de los mayores beneficios que Dios ha
concedido a nuestra Patria ha sido señalaros a Vos por nuestra especial Abogada
y Protectora. Por eso, a voz clamamos en todos nuestros peligros y necesidades,
seguros de ser benignamente excusados. Vos sois la Madre de la Divina Gracia,
conservad puras nuestras almas; sois la Torre poderosa de David, defended el
honor y la libertad de nuestra Nación; sois el Refugio de los pecadores,
tronchad las cadenas de los esclavos del error y del vicio; sois el Consuelo de
los afligidos, socorred a las viudas, a los huérfanos ay a los desvalidos; sois
el Auxilio de los Cristianos, conservad nuestra fe, y proteged a nuestra
Iglesia, en especial a sus obispos, sacerdotes y religiosos. Desde el trono de
nuestra gloria, atended a nuestras súplicas, ¡Oh Madre del Carmelo! Abrid
vuestro manto, y cubrid con él a esta República de Chile, de cuya bandera Vos
sois la estrella luminosa. Os pedimos aciertos para los magistrados,
legisladores y jueces; paz y piedad, para los matrimonios y familias; santo
temor de Dios, para los maestros; Inocencia, para los niños; y para la juventud,
cristiana educación. Aparta de nuestras ciudades los terremotos, incendios y
epidemias, alejad de nuestros mares las tormentas y dad la abundancia a nuestros
campos y montañas. Sed Vos el escudo de nuestros guerreros, el faro de nuestros
marinos y el amparo de los ausentes y viajeros. Sed el remedio de los enfermos,
la fortaleza de las almas atribuladas, la protección especial de los moribundos
y la redentora de las almas del Purgatorio. ¡Oídnos, pues, Madre clementísima!,
y haced que, viviendo unidos en la vida por la confesión de una misma fe y por
la práctica de un mismo amor al Corazón Divino de Jesús, podamos ser trasladados
de esta patria terrenal a la patria inmortal de cielo, en la que os alabaremos
y bendeciremos por los siglos de los siglos. Así Sea.
Amén.
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